Siempre he escrito cosas diferentes a las que escribiré en
esta entrada. Casi nunca he hablado de mi vida personal y eso que cuando cree
este blog lo hice con la finalidad de expresarme, ¿Que irónico no creen? Ha llegado
el momento de expresarme en ese sentido.
Últimamente he tenido problemas con mi esposa. Y es que
poseemos grandes indiferencias y honestamente reconozco que yo estaba mal como también
ella lo está en algunas cosas. Nos estamos enfocando a otras cosas como pelear
por todo y no llegar a una solución.
Me siento mal porque estoy pasando por momentos algo difíciles
pero sé que con fe y la ayuda de Dios lo are.
En marzo del 2014 compre una revista religiosa y que guarde
en un cajón, me sorprende como son las cosas porque justo en marzo del 2015 me
la encontré y decidí leerla de nuevo y me encontré con una publicación que se escribió
y que me hiso reflexionar mucho, hizo
darme cuenta de muchas cosas y decidí compartírselas para aquellas personas que
están pasando por momentos difíciles logren encontrar una solución y
reflexionar sobre este tema importante. La he transcrito tal y como está
escrita y espero sea de su agrado.
Me gustaría que comentaran sus opiniones.
Por. Jaime Zavala, Msp.
En todo caso, que cada uno de ustedes ame a su esposa como
asi mismo, y que la esposa respete al esposo.
Don Alberto, un comerciante muy activo, suele trabajar largas
jornadas para llevar el sustento a la familia, en cierta ocasión, de regreso a
su casa compro un pequeño obsequio para su querida esposa porque cumplía años. Al
llegar a su recinto, feliz porque quería dar una sorpresa a los suyos, exclamo.
<¡Felicidades mujer!, mira lo que te traje en este día
tan importante>. Se sintió un profundo silencio, y don Beto no vio a nadie
porque sus hijos estaban en sus acostumbradas visitas al internet, mientras que
su esposa se había ido a visitar a una amiga. Y pensó: . Y partió cabizbajo a calmar sus
penas con los .
Es muy común ver en muchos matrimonios la desintegración por
la ausencia de comunión o de dialogo o por falta de atención en la pareja. Tal vez
porque no se valora lo que significa ser esposos. En muchos casos, son ambos
los que no se responsabilizan y quieren llevar una vida relajada, tranquila,
sin preocupaciones. La mujer, siente la necesidad de ir a trabajar, porque
desea tener un lugar respetable, un status social y el pretexto es que . Así, descuida su oficio de madre en el hogar, Mientras
el esposo, muchas veces no asume su compromiso familiar, como guía y apoyo de
los suyos, ni aportando lo necesario para los gastos del hogar. Esto da origen
a un caos familiar.
Un buen número de esposas descuidan su relación matrimonial,
esperando solo recibir: no esperan con gusto a su marido al regresar del
trabajo, no le preparan la comida, no lo respetan como su verdadero esposo o
solo ven sus errores o defectos. Por otro lado, si el hombre no valora a su
mujer por lo que es, únicamente la ve con fines placenteros y no como su esposa
sino como su sirvienta; la maltrata moralmente, la agrede físicamente o busca escapar
a sus acostumbradas ,
es obvio que la esposa buscara como escapar de allí y como carece del amor
conyugal buscara quien la escuche y la valore. Allí surgen las infidelidades en
los cónyuges, que buscaran en otro lado lo que no encuentran en casa.
Entonces, ¿Qué hacer para que el matrimonio marche en armonía?
La mujer con su creatividad, busque siempre que todos los días sean momentos de
fiesta, es decir, una prolongación del día de su boda. Por ejemplo, arreglar la
mesa con algún detalle para compartir los alimentos, sacar a colación alguna
experiencia, planear cosas a futuro, hablar de los valores familiares,
reflexionar sobre el valor del matrimonio, etc. El esposo busque reconquistarla
con su forma de actuar, para que ella se sienta esposa y no niñera. Asimismo,
busque expresarle su cariño diciéndole que la ama. Además, que el marido sea
responsable la parte material; haga planes de salir siempre con su pareja y
nunca solo, porque ya no son dos sino una sola persona.
Busquen reunirse como pareja para que en la toma de decisiones,
ambos opinen, para que así no se haga por imposición de algunos de los dos. Y,
finalmente que al discutir no se inmiscuya a los hijos, porque esto provoca un
grave daño en ellos. Busquen siempre un espacio para aclarar sus situaciones problemáticas,
pero que sea en privado.
No dejen de abrir su corazón al que es dueño de nuestra
vida, porque solo él tiene palabras de amor, bondad, comprensión, misericordia,
paz y felicidad. Dios no debe estar ausente en los hogares, porque sin él la
vida matrimonial se convierte en un verdadero infierno. En cambio, La familia
que reza unida, permanece unida.
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